¿Debemos avergonzarnos de nuestros antepasados?

Cuando alguien se lanza a investigar su historia familiar se expone a encontrar detalles de la vida de sus antepasados que desconoce. Cómo dice la película, la genealogía es como una caja de bombones, nunca sabes lo qué te va a tocar. En ocasiones es posible encontrar historias que nos hacen sentirnos orgullosos de nuestros antecesores, pero también puede ocurrir todo lo contrario, quizás alguna de las personas a las que le debemos la vida no fue precisamente un ejemplo para la humanidad.

En los países anglosajones, donde nos llevan décadas de ventaja a los españoles e iberoamericanos en materia de genealogía, existen varios programas de televisión dedicados a averiguar y hacer pública la historia familiar de personajes famosos, deportistas, políticos, artistas… personas conocidas por el gran público que como todo el mundo tienen dos padres y cuatro abuelos.

Recientemente ha salido a la luz el caso del actor Ben Affleck, protagonista en uno de los capítulos del programa Finding your roots (Encontrando tus raíces) que produce en Estados Unidos la cadena pública de televisión PBS.

Ben Affleck - No debemos avergonzarnos de nuestros antepasados

La investigación genealógica pertinente sacó a la luz, entre otros muchos detalles del árbol genealógico del actor que uno de sus antepasados tenía esclavos. Pues parece ser que a Ben Affleck no le gustó ese descubrimiento y pidió a la productora del programa que no se incluyera esa información en la emisión por televisión, creyendo que podría perjudicarle de algún modo.

El caso se ha podido saber gracias a unos documentos recuperados en el año 2014 por el ataque pirata a la compañía Sony Pictures que Wikileaks acaba de publicar.

Finalmente el actor parece haberse dado cuenta del error que supuso intentar esconder una parte del pasado de su familia y ha declarado en las redes sociales que conocer esa historia le dejó “mal sabor de boca y estaba muy avergonzado”.

Antepasado esclavista de Ben Affleck

Es importante entender que, ni para lo bueno ni para lo malo, somos responsables de los actos de nuestros antepasados. Más cercanos o más lejanos, tal es la cantidad de antepasados que tiene una persona que sin ningún tipo de duda en cualquier familia ha habido de todo.

¿Quiénes somos para juzgar a nadie?

Tenemos una facilidad increíble para opinar acerca de los actos de otras personas, pero en el caso de un antepasado debemos tener en cuenta que no conocemos las circunstancias personales que pudieron llevarle a actuar de un determinado modo, y lo más importante: tendemos a ver las cosas desde el punto de vista de nuestra época, pero las costumbres, la moralidad e incluso las leyes han cambiado y eran distintas hace uno o más siglos.

En conclusión, limitémonos a conocer la historia familiar tal como fue y considerémonos afortunados por haber podido conocerla pasado tanto tiempo, sin escondernos si hubo algo que no nos gusta y sin vanagloriarnos en exceso por algo para lo que no hemos hecho ningún mérito.

Al fin y al cabo, igual que el bombón de la caja, tenemos la familia que nos ha tocado.

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